Henrietta Swan Leavitt
Esta es la exploración que emprendió nuestra científica aventurera Henrietta Swan Leavitt, astrónoma nacida en Lancaster, Massachussets, EEUU, que llegó a hacerse una realidad cuando las mujeres no podían ni siquiera tocar los telescopios en 1912, con cierta clase de estrellas variables, en especial la Cefeidas, llegando al descubrimiento de la relación entre el período del ciclo de fluctuación del brillo que es muy regular y cómo este hecho determina la luminosidad real de la estrella.
Desde la adolescencia mostró un auténtico interés en la Ciencia en conjunto con las Letras (Lenguas y Literatura), por eso asistió al Oberlin College, especializado en Artes y Ciencia, sólo por dos años, para luego entrar a la Sociedad para la Instrucción Colegial de Mujeres, que actualmente se conoce como el Instituto de Estudios Avanzados Radcliffe y que es un centro docente de la Universidad Harvard.
Este recorrido le permitió entrar directamente como voluntaria en el Observatorio de Harvard en un proyecto de Edward Charles Pickering siendo una de las “computadoras humanas” para trazar un mapa y clasificar los tipos de estrellas sobre el hemisferio austral, convirtiéndose muchos años después en la jefe de fotometría estelar fotográfica para medir las distancias hacia las estrellas y el tamaño del cosmos, Henrietta estableció secuencias estándares de “15 a 22 estrellas de referencia utilizando innumerables placas fotografías que eran de varios observatorios del mundo”[i]; la secuencia que realizó del Polo Norte sirvió para establecer el Mapa o Catálogo Astrográfico del cielo.
Hasta que finalmente, luego de un largo camino de investigación y trabajo continuo, junto a un equipo de brillantes mujeres que, para muchos es desconocido, puesto que en algunos casos fue atribuido a hombres, nuestra científica planteó que cuanto más luminosas eran las estrellas, más largos eran sus períodos de oscilación y concretamente si se medía el brillo, se podría determinar el período.
Apasionada por el espacio, Henrietta no sé quedó sólo con esta premisa, sino que con la idea de que las Cefeidas hacen parte de la Gran Nube de Magallanes, logró establecer que estando a la misma distancia de la Tierra, a través del brillo de las estrellas se podría calcular la distancia a partir de su brillo, hipótesis que luego le serviría de estudio a Edwin Hubble con la galaxia Andrómeda.
A lo largo de su carrera, para ella no fue nada sencillo, al comienzo sufrió una enfermedad que le dejó una sordera que se acentuó con el pasar de los años, además su trabajo no fue reconocido por los múltiples prejuicios en contra del papel de la mujer en la ciencia, ella con su trabajo demostró todo su valor inspirando y convirtiéndola en una mujer pionera de la cosmología y tiempo después, luego de su muerte, fue postulada al premio Nobel a título póstumo, además de llevar su nombre el asteroide 5383 y el cráter Leavitt en la Luna para que no olvides su valioso papel que nos permite ver las estrellas de una manera diferente.
- [i] Leavitt, Henrietta S. (1908). “Las 1777 variables en las nubes de Magallanes”. Recuperado de: http://adsabs.harvard.edu/full/1908AnHar..60...87L